jueves, 3 de diciembre de 2009

Resúmen de la novela Pepita Jiménez



UNIVERSIDAD PANAMERICANA DE GUATEMALA
“SABIDURÍA ANTE TODO, ADQUIERE SABIDURÍA”
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
EXTENCIÓN LA DEMOCRACIA, HUEHUETENANGO

SECCIÓN: SAN ILDEFONSO IXTAHUACÁN

CATEDRÁTICO: INGENIERO MYNOR

CURSO: COMUNICACIÓN Y LENGUAJE

SEGUNDO SEMESTRE

TRABAJO
RESUMEN DE LA NOVELA PEPITA JIMÉNEZ

ESTUDIANTE: CLAVE: CARNÉ
WILLMAN ANDRÉS PÉREZ ORDÓÑEZ 29 0911334

LUGAR Y FECHA: SAN ILDEFONSO IXTAHUACÁN, 03 DE DICIEMBRE DE 2009

PEPITA JIMENEZ PROTAGONISTA JUAN VALERA
El protagonista importante en esta novela es Luis de Vargas y Pepita Jiménez en un romance de historias, y obstáculos de Don Luis de Vargas, es una historia relatada por don Deán de la catedral, tío de don Luis Vargas.

Esta obra contiene tres partes: la primera que son las cartas del sobrino; la segunda, paralipómenos, la tercera, epílogo.-cartas del hermano de don Deán de catedral don Pedro Vargas, A este joven Llamado don Luis Vargas. El mencionado manuscrito, fielmente trasladado a la estampa.

En las primeras páginas la obra nos da a conocer sobre las cartas que emitía don Luis de Vargas desde el seminario donde él estudiaba que el objetivo de él es ser sacerdote y al paso del tiempo regresó de vacaciones emitía éstas cartas a su tío, y en el seminario, con gran fervor religioso, estando de vacaciones siempre pensaba en el sacerdocio que pronto iba a cambiar su vida entregándose hacia los deberes y obligaciones de Dios pero al estar de vacaciones siempre su padre emitía inspiraciones por Pepita Jiménez como era tan bonita y fervorosa hacia su fe cristiana ya que en todas partes de su hogar siempre existía una imagen de Dios en sus rincones y siempre asistía a su fe religiosa éste seminarista siempre deseaba conocer a Pepita que su padre insinuaba que era bonita pero a pesar de todo Pepita desde su juventud tropezó con casarse con don Gumersindo un señor que ya tenía una edad avanzada de 70 años pero a Pepita no le importaba la edad sino el amor, la fidelidad la riqueza de su alma las riquezas materiales que el señor tenía en su corazón y en su comunidad a poco tiempo después de que Pepita se caso con don Gumersindo éste señor murió, según las cartas que emitía el seminarista al vicario ya que a Pepita le dolió el corazón después de que un marido fallezca se resentía por el gran dolor que le traspasaba su corazón y a quien de pocos años Pepita le debía todo y por que su devoción a la Virgen se descubre su sentimiento de humillación dolorosa, una melancolía que influía en su mente el recuerdo de su matrimonio indigno y estéril hasta en su adoración al niño Dios.

De todo lo que le contaban al seminarista siempre pensaba ver para creer peor el trabajo de éste seminarista en su comunidad no lo dejaba pensar tanto ya que los vecinos y mucha gente invitaba a éste seminarista a muchas acciones religiosas por su devoción Hacia Dios, hasta que por fin El padre de don Luis visitó a la mujer más linda junto con él y el vicario y se quedó admirado por la mujer más bella y sencilla que haya visto en su vida y que de ellos ocurrió un largo argumento entre otras en la que Pepita se presentó junto a él, según los relatos que en ése paseo debajo de los vergeles y hermosos jardines de Pepita Jiménez se quedó admirado en la belleza de ésta mujer, tal como se manifiesta que pronto se quedará en el pasar de los años, ese cuerpo elegante, esas formas esbeltas, esa noble cabeza, tan gentil y artística como la hermosura de su alma y que por primera vez obtiene un diálogo temblorosa con Pepita que al poco tiempo obtuvo una relación directa con Pepita aun que no creía por que para él enamorarse de Pepita no era adecuada por el sacerdocio que iba a cumplir dentro de poco tiempo, pero nadie creía ni los personajes que mociona el teólogo, el santo como llamaban a Don Luis rivalizarse con su padre, pero la historia no termina en las cartas sino en los últimos días de vacaciones que tenía a don Luis y tomar dedición en volver otra vez al seminario y volver ya entregado con Dios ser un sacerdote y un obrero de Dios, a los pocos días llegó don Luis con Pepita a despedirse pero Pepita no quería que Don Luis se regresara ya que ella también estaba enamorada de él cuando suplica que éste se quede con ella y que el seminarista o Don Luis que era algo absurdo aunque para él dentro de su corazón también estaba enamorada de ella pero tenía una decisión de quedarse con Dios y no destruir su vida sacerdotal y Pepita le insistía a quedarse con él hasta que broto lagrimas en sus mejías y dentro de sus ojos obtener una amargura y un sentimiento de amor pero Don Luis la descontentaba que todo era imposible hasta en la despedida le dio Don Luis un Beso a Pepita y se fue.

Dos días antes de que Don Luis partiera Pepita muy entristecida llama al Vicario para confesarle el enamoramiento de Pepita y el seminarista con disculpas y profesando los pecados que había cometido de decir la verdad así fue que aún el vicario le profesó que era imposible un amor hacia una obrero de Dios y que todo era una culpa de la mujer que se entrega en el amor de un santo tendría que olvidarlo para siempre entonces el vicario le confesó a olvidar al seminarista para siempre, pasó la niña muy triste pero muy triste todos los días hasta que la criada de Pepita doña Antoñona se dio cuenta que Pepita estaba muy mal todos los días decidió a ir en la casa de Don Luis para expresarle lo que ocurría y con mucho enojo entró a la puerta de la casa de Don Luis de Vargas y dijo: Lo que está maquinando contra mi niña es una maldad, la haz hechizado, le has dado un bebedizo maligno, aquel angelito se va a morir, no como ni duerme, ni sosiega por culpa tuya hoy a tenido uno o dos soponcios sólo de pensar que te vas. Buena hacienda vas a dejar antes de ser clérigo. Dime condenado ¿Por qué te viniste aquí y no te quedaste por allá con tu tío Ella tan libre, tan señora de su voluntad. Esta santidad mentida fue, sin duda, el sueño que te valiste desde el beso, Luis no habiendo que decir decidió callar y con pocas palabras contestó que está decidido olvidar el amor que tiene por Pepita pero la criada no hizo más que replicar una visita que le hiciera con Pepita si quiera un sacrificio voluntariamente el hiciera ante el altar del santo o algunas palabras de consuelo hacia Pepita por que Pepita tiene mucho para sacrificarte que berrinches hace por la casa sintiendo la voz y los brazos del hombre enamorado y lo que Antoñona pretendía era una visita de Don Luis en la casa de Pepita por fin don Luis se convenció de esa visita del día ya 24 de junio que era ya el día de San Juan a las 10 de la noche para que ninguno del pueblo lo distinguiera cuando llegara en la casa de Pepita.

Desde entonces don Luis se quedó inquieto, pensando en esa cita que tenía con su amada Pepita pero al pasar las horas del día 24 y como era ya la fiesta de San Juan en el pueblo mucha gentes permanecía en esa fiesta todo el día hasta que Don Luis preocupado por la hora salió de la casa a las 8 de la noche para ir luego llegar puntual a la cita y se quedó en el pueblo para disfrutar de la fiesta y disimular lo que tenía en su mente y en su corazón cuando empezó a caminar para llegar a la casa de Pepita escondiéndose de sus amigos para que no lo invitaran a una charla o a otros juegos del pueblo recordó mucho los consejos de Dios y sobre sus mandatos que tenía que cumplir con el reino de los Ángeles de Dios y prometió seguir los caminos de Dios y aborrecer toda maldad que le estaba acechando cuando pasó el tiempo llegó en el portón a las 10 y media de la noche cuando Antoñona salio del portón y replicó que no era la hora acordada con Don Luis y que era poco hombre para enfrentar los sentimientos de Pepita entonces nadie lo vio por que todos los trabajadores de Pepita habían salido de vacaciones por la fiesta poco a poco Antoñona lo condujo hacia el cuarto donde estaba Pepita y lo empujó al cuarto y dijo aquí esta el hombre de tus entrañas y sin mediar palabras Don Luis se quedó inmóvil por los desacuerdos y sentimientos que llevaba Don Luis y como consolarla para que no se quedara pensativa en sus emociones Pepita también no dijo nada y fue a la pila para lavarse la cara cambiarse de vestido y hacer un entorchado con su lindo cabello y ser una mujer especial para el hombre amado en su vida.

Al presentarse entonces Luis se quedó asombrado al ver la linda mujer que había conocido desde los primeros días de vacaciones que tenía don Luis de Vargas en su pueblo. Ese encuentro amoroso entre Don Luis sostuvo con el amor de Dios, con el fuego purísimo refulgente de su amor, penetrada en las almas santas y las llena por tal arte, que así como un metal que sale de la fragua, sin dejar de ser metal, reluce y deslumbre, y es todo fuego, así las almas se hinchen de Dios, y en todo son Dios, penetradas por donde quiera de Dios, en gracia del amor divino. Estas almas se aman y se gozan entonces, como si amaran y gozaran a Dios, amándole y gozándole, porque Dios son ellas. Subamos, juntos en espíritu, esta mística y difícil escala; asciendan a la par nuestras almas a esta bienaventuranza, que aun en la vida mortal es posible; mas para ello es fuerza que nuestros cuerpos se separen; que yo vaya a donde me llama mi deber, mi promesa y la voz del altísimo, que dispone de su siervo y le destina al culto de sus altares. Temieron al conocer sus voces y sus miradas tomaron así un amor especial como esposos y como futuros frutos de la eternidad de Dios productivo de sociedades cautivos, sus corazones se unieron en ese instante y al terminar sus mitigaciones la alegría penetro en el alma de Pepita y su rostro cambió con una expresión pensativa no obstante dejar una fecha para unir sus vidas en la faz del matrimonio.

Saliendo de ésta historia Luis se marchó a eso de las 2 de la madrugada cuando al pasar por el pueblo las tiendas y los centros recreativos todavía despedían personas ya cerrando sus campañas y ventas, cuando Don Luis con sus pasos no tan ligeros se quedó viendo el juego de las cartas entonces Don Luis se acercó para probar suerte en una de las jugadas matemáticas que tenían en la mesa, El conde que competía le dijo a Don Luis: ¿tu por aquí a estas horas?, Luis le contestó si pensando al mismo tiempo en la gran fortuna que podía ganar a los pobres discurridotes, jugó la primera vuelta y ganó mucho dinero, el al ver esto currito y el conde se enojaron y con más coraje jugaron de nuevo y Don Luis les ganó de nuevo y por recompensa y rencor empezaron a pepearse con don Luis y de luego algunos aldeanos que pasaban por allí lo distinguieron y avisaron de luego a su padre y así fue el padre a recogerlo y de luego avisaron a la cruz roja para llevarlo con el médico estuvo hospitalizado más de tres días y a la hora de recuperarse junto con una charla con su padre le confesó lo que había con Pepita diciéndole que pronto si iban a casarse el padre don Pedro de Vargas le dijo: Que todo era bueno por lo que el no tenía ningún hijo y que el era el único que iba a desplazar sus herederos y que los felicitaba por que los había sospechado de cuanto antes y que son afortunados de la gran mansión que el padre los iba a eredar y que los primeros nietos que hubiera tenido el los iba a querer mucho.

Al poco tiempo se casaron con gran devoción hacia Dios ante el altar Pepita y Don Luis Juraron el amor eterno y prometieron seguir la misión de Dios entre sus hogares y fueron a vivir en casa de Pepita en la lujosa casa con sus comodidades entre ellas la capilla de La Virgen de dolores reservado sólo para los rezos de Pepita en su hogar y otros jardines que ya eran pertenencias de don Luis de Vargas.












8 comentarios:

  1. me pueden responder esta pregunta porfavorrrrr se los agradecería muchísimo enserio
    que hace pepita jiménez?

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  2. Cómo puedes escribir tan mal tronco?

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  3. He intentado leer esta entrada pero es imposible. ¡Signos de puntuación, por favor!

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    1. Te comprendo en absoluto. No puedo pasar del primer parrafo sin inventar las pausas...

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  4. jajajaja eso de "la cruz roja" en el siglo XIX. En fin... (,/./:/;)

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    1. Hahaha por si no sabias la cruz roja surge en el siglo XIX

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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